De unos años a esta parte han surgido las denominadas agencias de inteligencia que se dedican a la observación y obtención de información de sectores concretos para vender dicha información a clientes.
Suelen estar capitaneadas por exmiembros de servicios de inteligencia y/o servicios policiales. En realidad, la obtención de información solicitada por particulares o empresas corresponde a los despachos de detectives privados. Además de estar perfectamente regulada nuestra actividad, contamos con múltiples controles por parte de la Administración y en especial del Ministerio de Interior.
Con la última Ley de Seguridad Privada se amplía el control sobre nuestra actividad y, lo normal, puesto que merecemos estar controlados a la vista de los derroteros que habíamos tomado en nuestros últimos ejercicios. Para nosotros, es una garantía y podría ser un «sello de calidad» ante nuestros clientes, el hecho de la regulación.
Los detectives privados suelen ser personas serias que no juegan a dobles o triples juegos propios de algunos elementos como el mencionado en este artículo.
Por cierto, deberíamos reflexionar sobre la licitud de la información de que dispone un exservidor público si esta información es utilizada con fines privados.
Fuente de la noticia: Huffington Post