Que la práctica del balconing es una moda que cada verano se lleva alguna vida lo sabemos, que quienes lo practican son insconscientes que en muchas ocasiones van hasta arriba de (añadir aquí lo que se le ocurra al lector) también lo sabemos, lo que no sabeíamos es que además pueden ser rematadamente estúpidos.
Es el caso de uno de los últimos «saltadores de balcones» que, después de juzgar las imágenes» muy sereno no iba, ya que se empeñó en saltar desde su balcón a la copa de un arbol cercano, pensando que podía ser un familiar lejano de Tarzán (o más bien de Cheeta).
Lo que pasó a continuación se lo puede imaginar… ni árbol ni nada detuvo el golpe contra el frío y duro suelo. Resultado, una clavícula y 3 costillas rotas.
El turista en cuestión fue hospitalizado y operado de urgencia. Cuando acabaron de repararle la avería le sobrevino un golpe más duro que el de la caída del balcón, la factura.
Esta ascendía a la no desdeñable cifra de 37.000 euros. El turista, al que seguramente ya se le había pasado la cogorza, tramó una treta, denuciar al hotel alegando que las fracturas se las había hecho en la piscina, y que eran responsabilidad del hotel.
El hotel puso en manos de su aseguradora el tema, y esta no tardó en encontrar el video del «Tarzán» venido a menos dando saltos a las copas de los árboles. El resultado final ya se lo pueden imaginar, una carta del seguro indicándole al denunciante que el seguro no cubría casos de balconning.
Lo que habría que explicarle a todos estos es que en la era de las redes sociales es muy complicado esconder algo así, hay que ser «inocente»…