Hay empleados muy hábiles a la hora de buscar excusas que les eviten ir a trabajar. Quien practica el absentismo reiterado puede pensar que, con ello, obtiene una ventaja (uno o dos días sin pasar por la oficina). Pero, a largo plazo, esto supone su tumba profesional.
Hay empresas que incluso han recurrido a los servicios de detectives privados para acumular pruebas que justifiquen el despido objetivo del empleado.
Durante el pasado año, las bajas por enfermedad común aumentaron más de un 16%. Esto supone un elevado desembolso para las arcas públicas: al Estado le cuesta casi 6.000 millones de euros. Para las empresas, las cifras son aún más elevadas: 75.000 millones.
Aunque evidentemente, hay bajas más que justificadas en esto del absentismo laboral, los expertos relacionan este repunte de ausencias en el trabajo con la reducción del desempleo y la recuperación económica.