Cuando alguien habla de su empresa, ya sea presencialmente o en redes sociales, está dando información independientemente de que lo haga de forma voluntaria o involuntaria. Y estas filtraciones de información pueden ser utilizadas por la competencia en su propio beneficio. Pongamos un ejemplo, alguien publica en su Facebook que en la empresa que trabaja se están preparando para la apertura de una nueva sucursal en otra ciudad. Esta información sirve al competidor para conocer que se está ampliando mercado por parte de tu empresa, además, de cuál es el mercado más interesante para la organización, por lo que:
- Puede copiarte
- Puede inclinarse por otra ciudad, en caso de que piense que tu decisión es equivocada, tomando así ventaja sobre tu empresa.
En cualquier caso, esta información es una «ventaja» totalmente innecesaria y, en definitiva, una imprudencia, ya que revelar datos estratégicos de una empresa no deja de ser una «locura» en los tiempos que corren, ¿no crees?
Para evitar estas situaciones, lo más recomendable para la empresa es establecer con sus empleados que no se debe hablar de los temas corporativos. Aunque a todos nos suena el conocido contrato de confidencialidad, y es sin duda una buena herramienta para evitar filtraciones, no debemos centrarnos solo en ella. El hecho de explicar qué perjuicios puede suponer para la empresa una indiscreción o una filtración (por error) puede ser una medida de concienciación muy efectiva.
Desde Detectives Cabanach resumimos todo esto en una sola frase, que sonará a tópico pero que es muy cierta: «La información es poder«, pero si además está en las manos equivocadas puede suponer un problema para la empresa.