La crisis ha desatado una ola de desconfianza en el mundo financiero desconocida hasta la fecha. Mientras que los ahorradores temen invertir en un fondo de inversión fantasma, las empresas evitan vender a clientes insolventes que desaparecen casi sin dejar rastro. Para muchos bancos, entidades de crédito y cajas de ahorro, la solución apunta en una sola dirección: contratar a detectives privados, que ahora salen a la calle para localizar a morosos y averiguar si una persona posee bienes suficientes con los que hacer frente al pago de una deuda.
Las indagaciones económicas se han convertido en el producto estrella de las agencias de investigación, hasta el punto de que el 81% de los demandantes corresponde al sector financiero según un informe publicado recientemente.
La morosidad, que se eleva ya al 11,2% de los créditos concedidos, se erige en el principal problema de la banca. Así, de cada 100 euros prestados, 11 están en demora (con más de tres meses de impagos). Un dato que se agrava si se atiende a los promotores inmobiliarios, en cuyo caso la tasa de morosidad alcanza un preocupante 30%. En este sentido, las entidades suelen encontrarse con dos complicaciones. Por un lado, localizar al deudor (que a veces huye incluso con otra identidad) para notificarle correctamente el importe total del impago, pero, a veces, el objetivo es también tratar de negociar una refinanciación.
La falta de datos fiables sobre la solvencia de sus clientes es otra de las debilidades de los bancos, que se han visto obligados a invertir ciertas cantidades en investigar a los morosos.
En Detectives cabanach tenemos una amplia experiencia en este tipo de encargos, contando con los medios necesarios para realizar los informes necesarios para nuestros clientes.